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28 jul 2009

Sopelana y sus playas (Playa Atxabiribil)

Hoy no necesito marcharme muy lejos, ¿para qué? tengo mi propio mini-paraíso al ladito de casa: la playa de Atxabiribil en Sopelana. Como me encuentro perezosa, sólo tendré que andar unos metros para hablaros del mar.

Cuando llegué a Sopelana hace ya 18 años y entré en la que hoy es mi casa, quedé prendada del entorno. Hacía un día soleado, los jardines estaban muy bien cuidados y el mar se veía azul en espejo con el cielo. Después de vivir en una de las callejuelas de Portu, aquello me pareció el paraíso. Qué más daba que el transporte público quedara a varios kilómetros o que a la tienda más cercana hubiera que ir en coche, no me importaba lo más mínimo. El sitio era lo más, y sobre todo, las vistas desde el acantilado.

Y es que la playa de Atxabiribil tiene su qué, es grande, peligrosa y está llena de surferos. Pero eso sí, a nosotros los bañistas intrépidos que no llevamos neopreno, nos dejan tremenda franja de 20 m entre dos banderas para que disfrutemos de nuestro baño. Es por eso, y sólo por eso, que hay que probar la playa de Sopelana. La aventura de pillar hueco un domingo con bandera amarilla es fascinante. Paisanos venidos de muchos pueblos se amontonan en la arena y cuando el calor ya resulta insufrible, se dirigen con valentía a la zona acotada. Tienen la esperanza de poder sortear las tablas de surf que vuelan a su alrededor, las 30 cuadrillas que están haciendo el gamba entre las olas, y la jauría de niños que disfrutan como enanos en la orilla.

Pero a ti no te importa, es preferible abrirte paso a codazos que sucumbir como un huevo frito en la toalla. Es cuestión de pura supervivencia.

Una vez dentro, oye, que le coges gusto. El agua está estupenda, ha conseguido bajar la temperatura de tu cuerpo 5º y te sientes rejuvenecer. Como que en el agua casi ni pesas. Y ya que estamos, vamos a pillar unas olas, ¿a eso viene todo el mundo a Sopelana, no? mejor que la playa de Atxabiribil no vas a encontrar.

Y tú, pensando que todavía tienes 15 años te creces y retas a la ola más grande. Claro, se te había olvidado que tu cuerpo ya no reacciona tan ágilmente como antaño, y en el mejor de los casos acabas con el bañador por los suelos, vapuleada bajo la ola y con dos kilos de arena y algas en el interior del bikini. Después de 10 minutos, el tema ya no te hace tanta gracia, y decides que ya has hecho bastante ejercicio por hoy. Caes como una losa sobre la toalla y la próxima vez, te acercas a la ducha para refrescarte que es menos cansado.

Luego vuelves a tu casa arrastrando los pies, pero con el alma ligera, qué bonita es la playa de Atxabiribil, qué bonito vivir junto al mar. No lo cambiaría por nada.

Ver artículos similares: Santurtzi y Mandanga, Los acantilados de Uribe kosta

24 jul 2009

Txangurro al horno, para momentos de crisis

Pues tiene razón Amaia, para que nos vamos a andar con chiquitas, en momentos de crisis hay que darse un homenaje. Te ayuda a subir la moral y también el ácido úrico, pero que nos quiten lo bailao! P'a chulos, nosotros. Ahí va la recetilla que me ha enviado la respotera del año:

Txangurro al horno

(Ingredientes para 4 personas)
4 centollos
1/2 kg de cebollas
2 tomates
2 ajos
1 copa de coñac
pan rallado
mantequilla
aceite
agua y sal
Para la salsa americana:
1 puerro
1 cebolla
1 zanahoria
1 cucharada de harina
1 taza de caldo de pescado
estragón, tomillo, 1 hoja de laurel y sal
Preparación:
Lava los centollos y cuécelos durante 8 minutos en agua hirviendo con sal. Escúrrelos y retira la carne de los caparazones.Pica las cebollas muy finas y fríelas lentamente en mantequilla y aceite. Añade la carne de los centollos y rehógala.Agrega el coñac previamente calentado y préndele fuego para flambear. Añade los tomates rallados y los ajos picaditos. Deja hacer lentamente.
Para la salsa, hierve durante 5 minutos el puerro, la cebolla, la zanahoria, junto con la taza de caldo,la cucharada de harina, el tomillo, el estragón , la hoja de laurel y un poco de sal. Una vez hervido, cuélalo todo y lo pasas por el chino.
Añade la salsa a la carne de los centollos y rellena los caparazones. Pon encima una pizca de mantequilla y espolvorea con pan rallado. Mételo todo al horno para que se dore ligeramente y sírvelo bien caliente.

El éxito está asegurado.

Bueno, bueno, pues nada, casi que no tiene curro verdad? yo a ésta, prefiero que me inviten. Lo del flambeo me tira un poco para atrás. Fíjate si en un despiste prendo la campana extractora o el trapo de cocina? de ahí me pasa a las cortinas (que todavía no he puesto), se me prenden las ñoras que tengo colgadas y acaba la cocina en un incendio??? Lo dicho Amaia, ¿cuándo quedamos a comer? yo llevo el segundo plato. Ya os contaré si le sale tan rico como parece.

On egin!!

Ver otros artículos similares: Hígado de Rape.

22 jul 2009

Santurtzi y el Restaurante Mandanga

Antes de nada, para aquellos que sólo quieren la dirección o el teléfono del local, aquí la tienen:

Restaurante Hogar Pescador Mandanga
Puerto Pesquero, Santurtzi, 48980
Tf 94 461 0211


Voy a hablar de Santurtzi, para que los que no sean de la zona, no se lleven sorpresas. Al principio de vivir en Bizkaia mi relación con este pueblo, era muy intensa, puesto que la mayoría de la cuadrilla era de allí. Poco a poco me he ido desligando, porque la vida te lleva por nuevos derroteros y te vas alejando de unos y de otros.

Siempre me ha parecido un pueblo muy animado, con mucha vida. Lleno de comercios de bares y de restaurantes, Santurtzi lo tiene todo para autobastecerse. Lo único que me agobia es que hay tal densidad de población con su consiguiente parque móvil, que no hay quien aparque. (A los que se acerquen allí por primera vez, les aconsejon que vayan directamente a aparcar por la zona del puerto, y que dios reparta suerte!)

No vayan buscando el típico pueblo bellísimo de guía turística, porque no lo van a encontrar. El paseo de las Sardineras está bien para dar una vueltilla. La iglesia y el parque también. El Palacio de Oriol, reconvertido en hotel, es una auténtica joya. Pero lo verdaderamente destacable de Santurtzi es su gente, salsera por naturaleza y juerguista por demás. (O será que a mí me han tocado todos!). Es lo que hay.

Pueblo pesquero y ligado a la mar desde siempre, destaca como no, el Restaurante Mandanga con sus característicos pescados asados allí mismo en la calle, sobre un manto de brasas ardientes. No puedes dejar de probar las sardinas, los txitxarros o la lubina. Los mejillones, la merluza en salsa verde o el rodaballo. Todo el sabor del mar en tu boca, cada uno en su momento.

Además, hay que ir a Mandanga en verano, a sentarse en la terraza e impregnarse de olor a sardina hasta las bragas, porque sino, no tiene gracia. La comida es estupenda, y cada vez que he llevado a amigos y familiares venidos de fuera se han marchado encantados. No importa que las servilletas en la calle sean de papel, que las sillas sean un pelín incómodas. La aventura de la cocina vasca es lo que tiene, hay que comerla bravamente y sin miramientos y rechupetear todas las espinas con los dedos, para conseguir hasta el último jugo del plato.

Y ahora, como dice la canción...

Desde Santurce a Bilbao,
vengo por toda la orilla,
con la falda arremangada,
luciendo las pantorrillas.
Vengo deprisa y corriendo,
porque me oprime el corsé,
voy gritando por las calles..
¡Sardina frescué!
Mis sardinitas, que ricas son
son de Santurce, las traigo yo...

Ver otros artículos similares: La Arboleda y las alubias rojas, Uribe kosta y el Rest. Itxas Gane

18 jul 2009

Las pelotas de mi madre… en el cocido madrileño.

(Digo cocido madrileño para que sepáis de qué hablo, pero en realidad de madrileño tiene poco, para nosotros es cocido y punto).

Mira tú por donde que este verano me ha dado a mí por los potajes, qué le voy a hacer, tendréis que esperar al invierno para probar las recetas, o sufrir la gota gorda engullendo un buen caldo, mientras el sol nos cuece hasta los sesos.

Volviendo al título de mi artículo, es una frase con doble sentido pero ambos dos son auténticos. Mi madre, mujer con mucha energía y mucho garbo, capaz de subir montañas y desbrozar selvas, tiene una mano para la cocina que ya la quisiera yo. Más que nada porque en las comparaciones, mi hijo, con mucha pena por mí, siempre se decanta por la comida de la Yaya. Y no hay manera, por más que yo insista en que aquí no encuentro los ingredientes, el estómago de mi niño lo tiene muy claro: las pelotas de la Yaya son las mejores del mundo.

Así que, sea invierno o verano, siempre que vamos a casa de mis padres, mi madre nos deleita con su cocido con pelotas. Y en honor a esta receta tan casera, tan sabrosa y tan contundente, la voy a dejar por escrito para que no se pierda nunca.

Para el que no se haya enterado todavía qué son las “pelotas” le diré que son albóndigas de tamaño de un puño. Vamos, te comes un “pelotazo” y ya no puedes más. El secreto del “relleno” como lo llaman en otros lugares, es la combinación de los ingredientes.

Pero no me voy a adelantar, vayamos por partes.

Prepararemos un cocido para una multitud, y luego congelaremos lo que nos sobre porque queda estupendo. Bien, tendremos que comprar:

Para las pelotas:
¼ de carne de ternera
¼ de carne de magro-cerdo
¼ de panceta
3 salchichas blancas
1 blanco (es una especie de chorizo muy Mediterráneo, así que olvídate de encontrarlo en tu carnicería habitual)
La miga de un pan gallego de ½ kg (del día anterior a poder ser)
Perejil, sal, pimienta y piñones.

Para hacer el caldo:
Un hueso de ternera (a poder ser que no esté loca)
Una porción de pollo de corral (de ese color amarillento tan poco atractivo)
½ kg de zancarrón (o carne para guisar)
Un blanco (otro más)
Una morcillita de cebolla
Un buen puñado de garbanzos que habremos puesto en remojo el día anterior
Apio, nabo, puerros, un par de patatas, vainas y alguna zanahoria.
Colorante y sal.

Para el arroz, si en vez de sopa hacemos arroz:
Unas ramitas de perejil
Un tomate maduro.

Bueno, pues ponemos todos los ingredientes para hacer el caldo al fuego. Tenemos dos opciones: usar la olla rápida o dejar cocer toda la mañana como lo hacían nuestras abuelas. El resultado ya lo sabéis, no os lo tengo ni que decir.

En fin, cuando está el caldo hecho, es momento de ponerse con los “pelotazos”. Antes de nada, habrás pedido al carnicero que te pique todos los ingredientes. Con el caldo del cocido mojas la miga de pan, lo juntas todo amasando bien (es la parte que más me gusta, cuando te pringas bien con la grasa de la carne!!). Una vez están todos los ingredientes bien mezclados, le das forma de pelotas de tenis y las metes dentro de la olla y las dejas cocer otros 20’ más menos. Y ya tenemos el cocido finiquitado.

A nosotros lo que más nos gusta es hacer un arroz con el caldo, siendo de Alicante, no podría ser de otra manera! Para hacer ese arroz, se pone una paellera con aceite de oliva al fuego, se coloca un tomate maduro partido en dos a freír, vuelta y vuelta. Se echa el arroz, se remueve un poco, después el caldo y encima, las hojas de perejil que le dan un sabor especial.

Se saca a la mesa el arroz por un lado y los sacramentos con las verduras y garbanzos por otro. Riquisísimo, de verdad!!

Ver otros artículos similares: De tapas por Alicante, Acercándonos a la fideguá

La Arboleda, las alubias rojas con sacramentos y ¿el Restaurante Casa Sabina o el Restaurante Gorka Zamarripa? Depende de si vas con niños!

Seamos honestos, lo verdaderamente importante de este post son las alubias rojas con sus sacramentos grasosos y llenos de colesterol, dios mío qué rico!! Pero como hago siempre, intentaré hablar un poco del entorno, porque en esta ocasión, lo merece más que nunca.

El paisaje de la Arboleda no deja a nadie indiferente, y si el turista viene de tierras llanas y áridas, mucho menos. El impacto visual es fortísimo. Se aconseja siempre subir en funicular por cambiar un poco, pero yo desde luego, aconsejo ir en coche, porque el camino es largo y nos cundirá mucho más el día. (Y ya no tenemos edad, ni cuerpo, para tanta “fiesta” como se suele decir)

15 jul 2009

Ibiza, ¿Qué ver? ¿Qué hacer? ¿Cuáles son las mejores playas? ¿Dónde elegir el hotel? Ibiza con niños.

Antes de nada advertir a mis amigos que si no están interesados en visitar Ibiza, pues tranquilamente no pierdan mucho tiempo leyendo este turre, porque voy a intentar ser un poco profesional y hacer una buena guía de la isla que le sirva a alguien. Por una vez, me voy a esforzar.

Mejor empezamos por los hoteles, o más que hoteles, por dónde elegir una zona para buscar alojamiento en Ibiza, que no es fácil, porque hay mucha oferta. Lo primero, tendremos en cuenta si lo que buscamos es marcha, calas estupendas o tanto da que da lo mismo. Hay varios factores que influirán en nuestra decisión: cómo son las playas, que servicios ofrece la zona o a quién le interese, qué tipo de turistas va a encontrar por allí.

Bueno, pues después de recorrerme prácticamente toda la isla (me faltó la costa desde San Antonio hasta San Miguel) puedo escribir lo siguiente de Ibiza:

Ni recorcholis, ni mecachis, ni miércoles. Va a ser que no.


Parece mentira que después de 20 años mi familia siga insistiendo en lavarme la boca con jabón. Qué poco entienden de mi vida, de mi cultura y de lo que me he convertido. No me considero una bocarrana, ni tampoco una camionera. Pero me aburre sobremanera la mojigatería y el conservadurismo dialéctico. La invención de nuevas palabras, la inclusión de nuevas formas, el evolucionar del lenguaje, forman parte de mi vida ¡a dios gracias! Y quién pretenda borrar de mi boca ciertas palabras a las que no están acostumbradas, han perdido la batalla de antemano. Cuando uno está entre amigos y familiares, debe estar relajado y soltarse la melena. ¿O qué pasa, sólo el difunto Camilo o el señor Reverte, por ser escritores de renombre, tienen la potestad de poder utilizar el lenguaje a su antojo??? Un poquito de por favor, que un “mierda” bien puesto, alivia mucha tensión. Y si no, atentos al último estudio que aparece en la revista científica “NeuroReport”:

Los improperios y palabrotas tienen efectos analgésicos para los seres humanos según un estudio de la Universidad de Keele, en el Reino Unido, que establece una relación entre la reducción del dolor físico a causa de un golpe y el uso de este lenguaje soez y afirma que, su empleo, puede alargar la exposición al mismo casi hasta el doble que caso de no hacerlo”

Y para aquél que siga sin entender mi entorno, le recomiendo que vea este vídeo muy significativo del mundo en el que vivo: http://www.youtube.com/watch?v=FkM0-JKztpw&feature=rec-HM-fresh+div
Agur ben hur eta jan yogur!

9 jul 2009

Ibiza y sus chiringuitos playeros


En ocasiones como ésta, me siento realmente traidora ¿dónde queda mi espíritu ecologista cuando me estoy tomando una caña en un chiringuito de playa? Perdido de la mano de dios, os lo aseguro.

Lo siento en el alma, sé que es ¿indigno? Pero no puedo evitarlo! Me encanta comer en una mesa del chiringuito mientras mis pies juguetean con la arena fresca. Me encanta tomarme una cervecita bien fría mientras en mi boca todavía conservo el regusto salado del mar. Me encanta el frescor que me da el bikini mojado bajo el pareo, sin importarme si mancho la silla de plástico del local. Me encanta observar el horizonte del mar mientras me refugio del fuerte sol bajo un entramado de cañas. Me encanta degustar una buena paella escuchando el sonido del oleaje. ¿Cómo no me va a gustar? Que levante la mano el que no haya hecho uso en alguna ocasión de un chiringuito playero: nadie puede levantar la mano, estoy segura, y mucho menos, cualquiera de los Sres/Sras que han decidido ilegalizarlos.

Y el no va más de los chiringuitos los encontramos en Ibiza, buena música, buen servicio, amplia carta de bebidas y mejor oferta de comidas. No hay que olvidarlo, una parte importante de los ingresos turísticos entran por aquí. Yo no los conocía hasta ahora, y he de decir que me quito el sombrero. Chapeau! Es una verdadera delicia poder refrescarte por dentro, con este intenso calor.

Vivan los chiringuitos playeros!!!