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11 oct 2010

Hotel Abadía de los Templarios en la Alberca

Antes de olvidar nuestra estancia en el Hotel Abadía de los Templarios en la Alberca, voy a dedicar este post completamente a hablar de él. Mira que yo he recorrido todo tipo de alojamientos: albergues, hostales, apartamentos, granjas tirolesas, hoteles, hotelazos, complejos turísticos, colegios mayores, cabañas en plena selva, tiendas de campañas, caravanas e incluso, un colegio londinense al más puro estilo Harry Potter, con cientos de años "reales" a sus espaldas.. pero el Hotel Abadía de los Templarios, me dejó gratamente impresionada.

Se siente plenamente el esfuerzo que han realizado por reconstruir una "abadía palaciega" (así la denominaría yo) enclavada en un típico "pueblo inglés". El entorno del Hotel está plenamente conseguido, las instalaciones son muy cómodas y encontré todo lo necesario para disfrutar al máximo de la estancia.

Cuando me enteré de que el Hotel estaba al 100% de la ocupación me eché a temblar. Eso, en la mayoría de los casos suele significar: un spa abarrotado, no consigues una hamaca en la piscina ni loca de atar, un trasiego por los pasillo de escándalo.. y un largo etcétera que no voy a enumerar aquí. Sin embargo, el 100% de ocupación en la Abadía de los Templarios significa, que el comedor está más lleno, pero en ningún momento tuvimos sensación de agobio, de amontonamiento de gente, de bullicio... Fue fantástico, de verdad.

25 ago 2010

Receta del hornazo de Salamanca y dónde comerlo en la Alberca

Antes de entrar de lleno en la receta del hornazo de Salamanca, comentaros dónde lo comí bueno, buenísimo, fue en el pueblo de la Alberca. Yo para seros sincera, hasta hace 4 días, no tenía ni idea de qué era el hornazo, y mira tú por donde, fui a parar a la pastelería de Mª Luz en la c/Tablao de la Alberca (la calle de los "souvenirs", que llamo yo), y me topé de frente con él.

Entramos en la tienda buscando algo parecido a una empanada para llevar como bocata, a nuestra excursión del día. Y de pronto nos encontramos con un mazacote tremendo de harina de maiz llena de colesterol hasta arriba (jamón, panceta, chorizo y yo que sé que más de embutido). Lo compré con mis reservas, pensando en mi dieta médica (por supuesto!), pero como siempre, tentada por  probar algo nuevo. Pensé que estaría bastante seco y  me equivoqué de medio en medio. El pan de harina de maiz me recordaba a nuestro talo con chorizo (también muy dietético para el colesterol), y estaba que se deshacía en la boca.

21 ago 2010

El Valle de las Batuecas, en la Alberca

Cuando todavía están frescos los colores, los olores y los paisajes del Valle de las Batuecas, voy a escribir este post. Las Batuecas para el que no tenga muy claro dónde ubicarlo queda al norte de las Hurdes cacereñas y al sur de las tierras salmantinas. Situado en plena Sierra de Francia, se halla el espacio natural de Las Batuecas. Estos últimos años, acabo de una manera u otra, volviendo a estas tierras duras y resistentes que todavía guardan con celo sus tesoros naturales.

En esta ocasión, nos alojamos en la Abadía de los Templarios (ya os hablaré de ella más adelante) y ayer, decidimos adentrarnos en las entrañas del Valle de la Batuecas, guiados casi exclusivamente por el discurrir del río Batuecas, valga la redundancia. En busca de las pinturas neolíticas que esconden los múltiples abrigos, comenzamos el camino y descubrimos mucho más que arte rupestre. Mariposas de mil colores y tamaños, libélulas eléctricas, tejos, encinas, cipreses y pinos mediterráneos, eso es lo que nos acompañó todo el recorrido.

31 ago 2009

Si buscas belenes de Navidad cerca de Madrid tienes que ir a una pequeña tiendita en Segovia...

Es sorprendente lo que uno se encuentra cuando viaja. Quién me iba a decir a mí que en Segovia iba a encontrar una tienda de souvenirs especializada en la venta de belenes de navidad. Llegué a pensar que era algo típico de allí, pero no.

La tienda "El Aqüeducto" (según pasas debajo de los arcos del Acueducto a mano izquierda, un poco antes de llegar a la cafetería Valor, bendito chocolat!), no ocupará más de 15 m2, pero tiene un surtido de belenes y figuras impresionantes. Angeles Martín, la dueña del negocio, se esfuerza cada año en conseguir estas manualidades desde diversos puntos del planeta.

En este pequeño espacio encontraremos belenes navideños de sudamérica, Rusia, Polonia, Italia, Francia, y vete tú a saber de qué más rincones. Tiene belenes artesanos de madera, de cristal, de cerámica, de resina, de cartón, de plástico... No sé, nunca me había planteado que hubiera tanta gente coleccionando belenes.

Si tú eres uno de ellos, si vives en Madrid, en Segovia o alrededores, no dudes en darte una vueltilla por allí. Cada año, Angeles trae belenes nuevos, la mayoría son preciosos o cuando menos, muy curiosos. Os dejo los datos de la tienda porque estoy seguro que alguno de vosotros querrá consultar por internet:Justificar a ambos lados

El Aqüeducto
c/ Teodosio el Grande, 4
4001 Segovia
Tf. 921 42 79 86
angelesmarper@terra.es

Pues nada, mi post de hoy para esta curiosa tienda, que al margen de los souvenirs típicos, ha sabido encontrar su hueco en el mercado. Mis felicitaciones!

Otros artículos similares: Cándido es a Segovia, lo que el cochinillo es a Cándido

29 ago 2009

Cándido es a Segovia, lo que el cochinillo es a Cándido (primero un Restaurante, ahora un Hotel)

Todo el que va a Segovia tiene en su mente la imagen de un orondo Cándido destrozando un pobre cochinillo a platazos. Esta vez, al visitar la ciudad, he decidido acercarme a su Restaurante y al recién estrenado Hotel que ha erigido en las afueras de Segovia.

He de reconocer que en pocos años, el aspecto que presenta la entrada por el acueducto ha cambiado considerablemente (o por lo menos, a mí me lo parece). Han despejado la entrada de coches construyendo un estupendo párking subterráneo a pocos metros del monumento. Esto facilita mucho la tarea al turista que visita la ciudad, desde luego. Por lo demás, Segovia está como siempre, encantadora y preciosa, con mil y un rincones para visitar.

Pero no nos desviemos, hablemos primero del Restaurante Cándido. Hay dos cosas que debes hacer antes de dejar este mundo: primero, comer pipas facundo, segundo ir al Restaurante Cándido. Y yo, fiel seguidora de costumbres culinarias no he dejado de hacer ni lo uno, ni lo otro.

Antes de nada decir, que realmente no conozco la historia de esta saga de restauradores, sino muy por encima. Es por eso que no hablaré más que de lo que vi.

El restaurante en sí parece un museo fotográfico, y lo que encuentras en el interior, son turistas que como tú únicamente han ido allí para satisfacer su curiorisad. Hay que ver qué se siente (si es que sientes algo) al utilizar las mismas mesas de grandes artistas, políticos destacados y medio mundillo de la realeza.

Yo particularmente no sentí nada, será porque no soy nada mitómana y toda esa parafernalia no me afecta demasiado. Bien es verdad que algunas fotos me revolvieron el estómago, y casi dan al traste con una cena bien servida. Hábloles, de aquel retaco con bigote que durante tantos años tuvo en un puño al País, el tío Paco.

En fin, hablemos de cosas más alegres: la comida. El balance final fue positivo, pero como cualquier otro restaurante de esa categoría y precios. Los primeros platos fueron un poco flojos (me sirvieron espárragos trigueros de lata!! qué sacrilegio!!), pero los segundos estaban estupendos: cochinillo, como no podía ser de otra manera y magret de pato con espuma de queso y compota de pera, excelente. El postre buenísimo, tarta de ponche segoviano (aunque desconozco si la hicieron allí o venía de la pastelería). Precio medio del menú 40 € por comensal.

El servicio, es el mismo que en los años 50. Te tratan de "Don y Doña", pero al venir de una persona tan mayor, no sientes que se hace forzado sino que es así, y siempre ha sido así. No importa que seas un pobre obrero o un alto ejecutivo, al entrar allí, eres un cliente, el mejor cliente y te atienden como tal.

En cuanto al Hotel Cándido, no sabría elegir las palabras. Tiene una construcción muy llamativa, un tanto rimbombante y ostentosa. Han montado un hotel bastante fastuoso, con una decoración muy barroca, pero de una comodidad extraordinaria. Las habitaciones son muy amplias, casi me da un ataque de risa cuando vi la cama (de 2x2 m, por lo menos!) con los cortinones en la cabecera. Tenía el tamaño de un campo de fútbol y con tanto de retrato de los monárquicos españoles, parecía que estaba en el Real Palacio de la Granja de San Ildefonso.

El cuarto de baño era estupendo, con compartimentos bien diferenciados (inodoro, ducha, bañera..) y todo en elegante mármol.

El spa sin embargo, un fracaso absoluto. Primero, te hacían pagar 10 € por la entrada, que no me parecería mal si el spa lo valiera, pero se trataba únicamente de una piscina con agua más bien templada, sin apenas chorros de masaje ¿donde está el spa entonces? Nada, suspendidos en esta faceta.

Falta el desayuno. El buffet del desayuno no estaba mal, como muchos otros. Lo que me dejó realmente impactada fue el uniforme del servicio. De verdad, esta gente se ha quedado anclada en mitad del siglo pasado y no ha avanzado nada. Tienen un gusto absolutamente retro, pero en el justo sentido de la palabra. Tener a una pobre chica con cofia en la cabeza y delantal con tirantes me parece altamente denigrante. Los camareros han dejado de ser criados ¿no se han enterado los de Cándido?, son empleados mejor o peor pagados, pero son empleados con sueldo y seguridad social. En fin, esta imagen del servicio me pareció realmente patética . Señores, estamos muy a su pesar, en el siglo XXI.

En fin, y esto es lo que me pareció el imperio Cándido en Segovia.

Ver otros artículos similares: Belenes de Navidad en Segovia