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Mostrando entradas con la etiqueta Turismo por Cantabria. Mostrar todas las entradas
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12 oct 2009

En Solares (Cantabria), el Balneario de Solares y el Mesón El Tejo


Hacía tiempo que no escribía nada de Cantabria, así que os voy a hablar un poco del Balneario de Solares y del Restaurante El Tejo, también en Solares.

(Por cierto, antes de entrar en materia, y hablando del agua de Solares. A mí jamás me ha gustado el agua embotellada en PVC de Solares. Lo de "Solares sólo sabe a agua" me parecía una mentira cochina. Sin embargo, la primera vez que fui al Balneario y me sirvieron en el Restaurante del Hotel su agua embotellada en cristal, descubrí el estupendo sabor de ese agua. ¿Por qué sabe tan diferente la que venden en PVC de la que se sirve en cristal allí? ni idea, pero la diferencia es como de la noche al día!)

Bueno, pues eso, el Balneario. Yo que soy forofa de spas y balnearios, me he dejado caer un par de veces por allí. El motivo es evidente, las instalaciones son muy buenas, amplias y bien acondicionadas, y los precios bastante asequibles dentro de ese mundillo.

Es un buen lugar para ir con niños, porque tienen su propio espacio acuático (para los menores de 12 años) y los más mayorcitos, podrán entrar contigo en el circuito termal. La temperatura del agua es estupenda, hay muchísimos chorros, tumbonas y asientos, y en ningún momento te sientes agobiada por la afluencia de público. La zona del pediluvio es preciosa, aunque se paga a parte, pero un día es un día, merece la pena.

La atención al público es estupenda, y ponen a tu servicio gorros y chancletas sin cargo alguno. El circuito básico sale por 18 €, dura aproximadamente una hora, pero nadie te persigue para que no te pases del tiempo establecido. Te dejan que disfrutes tranquilamente a tu aire todo lo que quieras. Además, si tienes contratado algún masaje, no hay problema, se acercan hasta donde estés para guiarte hasta la sala de tratamiento.

Si vas a media mañana (la última hora para entrar a la piscina es a las 12:30), puedes aprovechar para comer por allí. Si tienes sitio, el propio restaurante del Hotel está muy bien (precio menú 25€), o sí no, hay varios restaurantes por la zona recomendados. Nosotros probamos en el Mesón El Tejo (menú fin de semana también 25€), mejor reservar porque suele haber bastante gente, Tfn 942 52 07 14.

Como suele ser habitual en Cantabria, los platos son muy abundantes, para no quedarte con hambre vaya. La decoración no era de estrella Michelin (ni falta que hace), pero disponía de varias dependencias que ofrecían intimidad a los comensales y buen ambiente. La comida era muy buena, a destacar las croquetas caseras y la tarta de queso: IM-PRE-SIO-NAN-TES! Por supuesto, catamos el cocido montañés, que estaba bastante bien, aunque los he comido mejores. Desde luego, tenemos que repetir, porque quedaron muchos platos en la carta sin probar, así que.... volveremos.

3 may 2009

Ramales de la Victoria y más (Cantabria con niños)



Esta excursión hay que prepararla un poco, para que te dé tiempo a verlo todo. Es adecuada para aquellos que gusten de lo que nos ofrece la naturaleza: cuevas prehistóricas, ríos inquietos y montañas abruptas. No obstante, no se requiere ningún nivel físico específico, porque casi todo son panorámicas a las que puedes llegar dando un pequeño paseo. Si te mareas en el coche, mejor te tomas una pastillita para tranquilizar el estómago, porque hay unas cuantas curvas.

Antes de embarcarnos en la excursión, es necesario reservar con antelación la entrada a las cuevas, puedes hacerlo por Internet o por teléfono en la siguiente dirección: http://cuevas.culturadecantabria.com/ Dicho esto, damos comienzo al relato.

Vamos a suponer que hemos llegado ya a Ramales de la Victoria, siguiendo las instrucciones del GPS de turno, o del mapa de carreteras de toda la vida, que sirve exactamente lo mismo. Bien, mi propuesta es que nos dirijamos primero a la cueva de Covalanas, porque ya habremos reservado hora para poder entrar. Si te has despistado y no lo has hecho, tienes la opción de subir hasta la cueva y esperar a que salga el guía (suele entrar cada grupo a las horas en punto). Por el paisaje que se divisa desde arriba, ya merece la pena el esfuerzo de subir. ¿Por qué esta cueva y no otra? Muy sencillo, porque de Ramales sólo conozco la cueva de Cullalvera y la de Covalanas, y sin dudarlo, me quedo con la segunda.

El recorrido por Covalanas no es excesivamente largo, pero sobre todo para los niños es muy especial. El camino se realiza con linternas que te facilita el guía y la oscuridad que reina a tu alrededor hace que retrocedas miles de años en el tiempo. Durante 45 minutos podrás ver desfilar un buen número de ciervos, bóvidos y caballos, la mayoría de ellos en perfecto estado de conservación.

Si por el contrario, has decidido ir a la cueva de Cullalvera, disfrutarás de una cavidad de entrada inmensa, como hay pocas. Pero el interior es un poco triste, su espectacularidad se basa en el tamaño de la misma, gigante. Si no queréis visitar el interior, os animo a que os acerquéis a ver la entrada, es espectacular.

Bueno, seguimos camino hacia la Gándara (pasando por la Veguilla), casi al fin del mundo. Empiezan las curvas, pero merece la pena. Mi recomendación es que comamos llegados a este pueblo, y tenemos dos opciones. Podemos comer en el merendero, precioso, con unas vistas increíbles, caballos pastando alrededor y todo de lo más bucólico pastoril. O podemos comer en un restaurante que hay allí mismo, cerca del mirador, cuyos dueños no te reservan ni aunque les supliques, pero dan comida para aburrir al más tripón y todo muy rico. Casero, casero!!

Pero antes de darte la tripada, acércate paseando hacia el mirador para ver las cascadas del afluente del Asón, el Gándara. Es momento de empaparse de olores, colores y sonidos: estamos en el valle de Soba.

Aplacado el estómago y saciado el espíritu, seguiremos ruta en coche hacia el Parque Natural de los Collados del Asón. Prepárense a circular por una carretera de vértigo, pero desde donde se divisa una panorámica de los collados impresionante. Si encontramos hueco, pararemos el coche y disfrutaremos de una cascada de más de 50 metros que sirve de presentación en sociedad al río Asón. Dejaremos que el estómago se asiente, y seguiremos viaje de vuelta a ramales pero pasando ahora por Arredondo, Riba…etc

Y si nos queda tiempo y tenemos ganas, de vuelta a casa, podemos hacer una paradita en la Cueva del Valle en Rasines, a los niños les encantará. Han acondicionado un pequeño parque (se recorre en 10 minutos), alrededor del río del Silencio. Curioso nombre, pero muy apropiado, para un río que discurre discreto cuando surge de la oquedad rocosa que forma la Cueva del Valle. Paseo relajante y embriagador, lleno de pequeñas sorpresas como un mamut entre los árboles, un molino de agua o la galería de una mina abandonada. Se recomienda llevar alguna linterna, para dotar al paseo de mayor espíritu aventurero, pero sin hacer tonterías!!! Que vamos con niños.

Finalizada la jornada, nos quedarán las imágenes de amplios valles, surcados por sinuosos ríos, que discurren al pie de las montañas cántabras. Todo un placer, amigos.