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28 abr 2009

Cantabria y los vascos.


Antes de dar paso al siguiente artículo, no podía dejar de plasmar la relación de amor y odio que existe entre cántabros y vascos (desde mi punto de vista, “absolutamente” imparcial, claro!).

Cantabria y Euskadi, siendo comunidades colindantes son como galaxias diferentes, pero sobrellevan una relación necesaria e indispensable para sobrevivir.

Los vascos no sabrían qué hacer los fines de semana y los veranos, si no existieran los pueblos costeros de los vecinos (y si alguien lo duda, que se pasee un domingo soleado por la A8 Castro-Bilbao, y no saldrá de la caravana en 3 horas). Los cántabros por su parte, se quejan continuamente de la invasión vasca (especialmente en la zona oriental), pero con la boquita pequeña…. Ellos saben que el asedio reporta dinero fresco a todos los niveles, aunque eso venga acompañado de docenas de Ikers, Nereas o Ibais, hablando esa lengua tan rara que llaman euskera. Es lo que hay, lo uno viene con lo otro.

La verdad, es que aún teniendo una orografía similar, no tienen nada que ver. Para empezar, lo más importante para los que buscan una casita de fin de semana en el campo, es el precio. Comprarte un caserío en Bizkaia te puede costar dos riñones y medio, mientras que puedes conseguir una típica casa montañesa, sólo por un riñón y tres cuartos.

Más diferencias, Cantabria está llena de vacas, mientras que Euskadi, desaprovecha el espacio poniendo naves industriales y factorías ¿para qué? Para tenerlas que cerrar después y dejar un espacio desolador. Por lo menos, las vacas dan sensación de tranquilidad, con ese rumiar incesante que tienen, mientras que las fábricas, aunque den empleo, oye, están sucias! Qué cochinada!

Es por eso que los vascos prefieren las verdes praderas cántabras a las de su tierra, porque son rurales!!! Como el mismo término indica!

Otra ventaja de ir a veranear a Cantabria es la comida. Un vasco nunca se conformaría con un plato de Ferrán Adriá para pasar sus 15 días de vacaciones: se moriría de hambre!! El plato de Adriá le serviría de tapa, luego, que le traigan la jamada de verdad. En eso vascos y cántabros se parecen. Buenos platos, buen yantar. Es como no salir de casa: el marisco, el cocido/alubias, el pescado, la carne… tienen lo mismo! ¿por qué será? ¿Quizás porque son vecinos?
Posdata para los vascos "dolidos", el artículo es absolutamente irónico, y lo escribo porque me resulta increíble que muchísimos vascos (no sólo los bilbaínos) no encuentren en Euskadi lo que buscan en Cantabria. Creo que no saben mirar a su alrededor. Esta pretendía ser la moraleja de la historia, aunque no sé porqué me da, que no he conseguido transmitirlo así. Agurrrr

23 abr 2009

Acercándonos a la fideuá!!


Hoy viajamos a mi tierra, el levante alicantino. Y de momento, sólo voy a apuntar una receta, más que nada porque mis amigos me tienen un poco frita con que les diga cómo se hace. Así que voy a escribirlo y el quiera que lo lea.

La fideuá. Es uno de esos bonitos platos que cada uno hace como le da la gana, y todos están buenos. Así que explicaré cómo lo hago yo, a veces… y el resultado es casi siempre, espectacular.

En primer lugar, yo nunca hago para 2 ó 4 personas, ni hablar! Hay que hacer cantidad para no tener que cocinar en varios días. Está claro, no? Vale, entonces partimos de un montón de comensales.

Primeramente se prepara el “suquet de peix” (o similarmente caldo de pescado, no vale el tetrabrik!!!). Si estuviera en Alicante, compraría la típica “morralla” de las pescaderías, pero aquí en el norte, esto no se estila. En el comienzo de mi andadura como cocinerilla, utilizaba cabracho y/o rape. Ahora que he espabilado con la cesta de la compra, uso doradas de ración, y cualquier otro pescado pequeño que oferten en la pescadería.

Preparo una olla medianamente grande, y meto el pescado, las cabezas de 200 grs de langostinos o gambas, si pongo cigalitas pequeñas, también echaré las cabezas; y de verduritas, unos tomates picados, junto con un par de ajos picados y un poco de perejil fresco. En unos 15 minutos tendremos hecho el “suquet” de sobra, así que pasaremos el caldo por el chino para sacar todo el jugo de las cabezas. Una vez colado todo el caldo, lo reservaremos.

Mientras tanto, habremos pelado las gambas o langostinos, (las cigalas, ni pa’dios! Que las pele el que se las coma) y habremos troceado una sepia medianita.

Ponemos una paellera al fuego con aceite de oliva. Cuando el aceite esté caliente, echaremos una cebolla finamente triturada. Al dorarse la cebolla, añadiremos la sepia y esperaremos a que se haga. En seguida echaremos un par de cucharadas grandes de ñora (que no sabéis qué es la ñora? Luego os lo cuento). Después de revolver todo echamos los fideos (en el norte del Levante se echan los finos de sopa y el sur, los gordos de fideuá, ambos quedan riquísimos. Mi consejo, probad cada día con uno y decidid). Podemos echar un paquete de ½ kg por ej, pero como no sé cuánto caldo habéis hecho (se calcula el doble de caldo, igual que en el arroz), pues lo dejo a vuestra elección.

Bueno, que me disperso. Echamos el fideo, removemos bien con los ingredientes fritos, y acto seguido añadimos el “suquet”. Corregimos la sal y echamos colorante del que tengamos a mano (aunque he de reconocer que yo importo de mi tierra los sobrecitos de “La Palmera”). Cuando se haya resumido la mitad del caldo, incorporamos los langostinos pelados y las cigalitas.

Removemos de vez en cuando, para repartir bien el caldo, et voilà! Ya tenemos la fideuá!!

Por supuesto, una fideuá que se precie no se puede presentar sin acompañar con un “all i oli”, recio y sabroso. Haremos el “all i oli” como una mahonesa cualquiera (soy incapaz de hacerlo como manda la tradición, lo siento!), sólo que con aceite de oliva fuerte y 3 ó 4 ajos. Para tumbar con el aliento!

On egin!

PD. La ñora. Para ñoras las de mi tierra, las de Guardamar. Grandes, con carne, con olor y sabor. Son pimientos dulces que se han dejado secar y que se fríen en el aceite de la paella hasta que están crujientes y luego se machacan en el mortero. Yo usando el viejo truco de mi abuela, frío toda la sarta de ñoras a la vez, las trituro en un molinillo de café (que uso exclusivamente para este fin) junto con sal gorda y las guardo en un tarro para ir usando poco a poco.

Cáceres, tierra de nadie.


Al comenzar mi primer artículo, no he tenido ninguna duda. Me gustaría hablar de una gran desconocida: Cáceres. Será por su clima mediterráneo (tan cercano a mis orígenes) o por su naturaleza sublime, que quiero estrenar este blog, con un canto hacia sus gentes, sus pueblos, y muy especialmente sus paisajes.

Nuestro primer viaje a estas tierras ricas en vegetación y calmas en ganado, fue por casualidad. Todo el mundo hablaba maravillas del Valle del Jerte! Algunos sin ni siquiera saber en qué provincia se hallaba, claro! Y allá fuimos, buscando los cerezos en flor! Nuestra sorpresa fue mayúscula, porque si bonito es el Jerte, nada tiene que envidiar las dehesas que cubren el territorio o los riachuelos que jalonan la Comarca de la Vera.

Todo el mundo piensa en calor cuando se habla de Extremadura, pero eso es porque no conocen la cara oculta de las montañas del norte. En primavera, el tiempo es excepcional, la mejor época para disfrutar de la provincia. Pero en verano, la frescura de los montes hace mucho más llevadero el sofoco diario. Sierra de Gredos, Sierra de Gata, los montes hurdanos o el Parque Nacional de Monfragüe, aportan frescura y verdor a la provincia.

20 abr 2009

¿Y por qué no?

Ni soy experta, ni mis conocimientos son extensos. Ni poseo la verdad absoluta, ni lo pretendo. Esto me proporciona el derecho universal de equivocarme, errar y confundir la realidad. Es por eso que decido compatir mi parcialidad con vosotros. Porque cada viajero ve con ojos diferentes la misma catedral, el mismo lago o la más alta montaña. Lo que a mí me parece extremadamente apasionante a otra persona le parecerá lo más hortera del universo. Lo que para mí es un manjar delicioso, a otros les repugnará sobremanera. Los detalles más nimios, serán inapreciables para el resto. Entonces, ¿por qué no echar un puñadito de sal al puchero? Espero que os divirtáis con mis sabrosos viajes, y disfrutéis de una buena digestión. Bienvenidos al maravilloso intento de romper con la rutina y descubrir un poco más de nuestro entorno.