He decidido escribir un artículo sólo para el Museo
Swarovski en el Tirol porque me ha sorprendido gratamente. Había decidido
incluirlo en mi ruta de ayer, pero sin demasiado entusiasmo. Yo me imaginaba
que iba a ser un escaparate de los productos Swarovski, pero nada más lejos de
la realidad.
Al llegar me sorprendió encontrar un parking para cientos de
coches, jope con Swarovski! Vaya tirón que tiene la marca! Compramos las
entradas, 11 € por persona (niños menores de 14 tarifa reducida, mi niño de 15
tarifa completa, grrrr) Entramos por el jardín al interior de un recorrido que
no dejó de sorprendernos desde el primer momento.
Lo de menos sinceramente eran los cristales de swarovski, lo
que nos cautivó y divirtió fueron las diferentes salas con efectos de luces,
cristales, espejos, sonido… A su modo, son obras de arte relacionadas con los
cristales, algunas bastante tontas, pero otras alucinantes.
Para mí, lo más increíble la bóveda de cristal que iba
variando de color al ritmo de la música, o un camino de cristal en el que iban
apareciendo piedras preciosas diferentes según donde pisaras… o el laberinto de
espejos con imágenes cambiantes…
Y después de disfrutar de tan entretenida y maravillosa
visita, llegáis a la tienda, donde podéis encontrar todo tipo de productos de
cristal, los hay de muchos ceros… pero también podéis encontrar alguna cosilla
por 30 € / 50 €
Si alguna vez decidís ir a Insbruck, el pueblo de Wattens
queda a 15 minutos escasos por autopista, allí se encuentra el Museo de
Swarovski, no os lo podéis perder. He aquí mi recomendación del día! ;-)