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3 ago 2012

Primera etapa en el Tirol: zona Salzburgo


Es la segunda vez que hago esta ruta por el Tirol austríaco y he de reconocer, que los Alpes siguen siendo maravillosos y alucinantes. El Tirol no sería el mismo sin sus casas de madera y sus flores en los balcones, pero la grandiosidad de sus montañas es lo que hace al Tirol irresistible.

Como es imposible verlo todo en tan poco tiempo, os voy a dejar mis tips favoritos que después de 20 años he vuelto a visitar con mi hijo, porque me hacía mucha ilusión!

Un alojamiento: por supuesto una zimmer en una granja u hotel rural (gasthof)! Los hay a millares y compiten en sabor austríaco.


Una cueva: Eisriesenwelt. Es la cueva helada más grande de Europa, no apta para cardiacos! De hecho yo no la recomendaría para mayores de 45 años de vida sedentaria, o sea, YO. Os juro por dios (siendo atea hasta la médula) que es la segunda vez que la visito y la última! Es un atraco a los pulmones y un atentado a las pantorrillas, y os digo por qué. Para visitar la cueva helada hay que subir hasta la cima del mundo, esto es, hasta la cima de los Alpes! Primero arrancas 5 kms con el coche hasta llegar al parking (te aconsejo que vayas tempranito para poder aparcar en el parking 1, al lado de la entrada). Sacas el ticket 20 €/persona (niños menores de 14 la mitad). Después comienzas a andar una media hora (desnivel calculo un 30/40%). Seguidamente subes al teleférico, que te sube en un plis-plas una vertical de aúpa. Y ahora sólo te queda el último repecho que es en el que dejas los hígados, media hora más de sufrimiento. Cuando alcanzas la entrada de la cueva, sudando como un bicho, te relajas y sonríes, “lo he conseguido”. Craso error! La visita cuenta con 1.024 escalones, de los cuales la mitad son de subida con un 40% de desnivel, chúpate esa! Si después de leer esto todavía queréis visitar la cueva os diré que es divina, alucinante y que la visita dura 1 h. Pero yo, dos días después, sigo teniendo unas agujetas p’a morirme!


Una cascada: Liechtensteinklamm. Como no habíamos tenido bastante con la cueva, el primer día también visitamos esta cascada… Lo más bonito de esta visita no es el a cascada en sí, sino el recorrido. La fuerza del agua entre las estrechas paredes monumentales, hace que nos sintamos como Indiana Jones en alguna de sus aventuras. 100% recomendable, este espectáculo de agua y naturaleza.




Un pueblo: Hallstatt. Perdido entre montañas y emplazado en un maravilloso lago, es absolutamente encantador. Es un pueblo pequeñito, pero es TAN BONITO!! Compuesto por casitas de madera con cientos de años de historia, embarcaderos con una vista alucinante, arropado por las altas montañas de los Alpes… cualquiera diría que es el paraíso encontrado. Por supuesto, un buen lugar para comprar souvenirs, especialmente todos aquellos que tienen que ver con la decoración en forja. Si tienes un jardín, este es tu pueblo! Al igual que los alemanes, les encantan todas las chorraditas para adornar los jardines (a mí también, lo confieso, sólo me falta el jardín!!)


Otro pueblo: St wolfgang. Sinceramente, es que no te puedes ir de Salzburgo sin visitar este pueblo! A la orilla de otro lago, lleno de casas alucinantes, elegantes gasthofs, balcones de madera llenos de flores,  bellos edificios con fachadas pintadas, tiendas de souvenirs a precios de millón,  pero es tan tan bonito… Tomarte un café a la orilla del lago no tiene precio. Tenéis que ir.



Una comida: Kässpätzle. Es un plato de pasta (que ya habíamos probado en Alemania) típico de la zona. Está elaborado con una pasta (spätzle), que nada tiene que ver con al dente de la italiana, pero que está buenísimo. Nosotros hemos probado la versión que se sirve con cebolla y queso, y siempre, la acompañan con una ensalada. De verdad, probadla porque no os defraudará.



Un souvenir: una talla de madera. A la entrada de St. Wolfgang hay un artesano que talla caras en trozos de troncos. Hace 20 años, ya visitamos su casa y compramos una talla (todo el que ha estado en mi casa, la ha visto colgada en la pared). A mi hijo le hacía mucha ilusión ver otras obras de este artesano, así que volvimos a visitar su casa, que parece sacada de un cuento de gnomos y  hadas, y nos volvemos con otro recuerdo austriaco. Algunas de las tallas son bastante caras pero otras, asequibles. Y de paso podéis visitar su jardín que es muy curioso.

En fin, nos hemos dejado tantas cosas por visitar, que necesariamente hemos de volver en otra ocasión! Bye!

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