Llevaba tanto tiempo queriendo visitar Carcassonne, que este
año, he aprovechado nuestra ruta por Italia y Austria para hacer dos paradas
imprescindibles: Carcassonne y Avignon a la vuelta.
Evidentemente estaba muy equivocada con respecto a
Carcassonne. Yo pensé que el pueblo en sí, surgía alrededor de la ciudad
medieval, pero no, para nada. La cité medieval está separada, como si no
quisiera saber nada con el pueblo de a pie. La imagen desde el río o por contra, desde los viñedos que tiene a sus
espaldas, es impactante, como hay pocas de verdad. Ciudad con doble
fortificación y perfectamente restaurada, llama la atención sus almenas y
torreones.
Si consigues aparcar en los 2 millones de plazas de
aparcamiento de pago, entrarás al maravilloso mundo de Carcassonne, plagado de
tienditas de souvenirs, restaurants y
crêperies. El Castillo que hay en su interior nos ha gustado mucho, pero la
église, psé… las he visto mejores, la verdad. Después de unas 2 horas ya
habíamos recorrido todo lo que había por recorrer y nos íbamos con el souvenir
más útil que podíamos encontrar: una gárgola pensante. Había montones de objetos para comprar, pero
siempre nos decidimos por lo que menos pesa, menos abulta y más utilidad tiene, una
gárgola, porque… ¿quién no tiene una gárgola en su vida?
Datos prácticos del viaje: el alojamiento. En la primera
parada de este tour hemos escogido una chambre d’hôtes (vamos, una casa rural).
Sinceramente, no es exactamente como aparecía en internet, pero vamos a decir
que tiene su encanto. El nombre del alojamiento es “La Maison sur la colline”.
El sitio donde está ubicado es espectacular, la piscina preciosa (que hoy hemos
probado, por supuesto) y la casa... RARA!
Y digo rara, porque no
sé qué arquitecto ha sido capaz de diseñar semejante laberinto de
escaleras y espacios!. Lo mejor, las vistas, el aire del campo, ni un solo
ruido, las camas cómodas, el desayuno al aire libre rodeado de flores y
macetas... (me recuerda al anuncio del jabón de La Marseillese.., igualito!) Lo peor, la decoración caótica donde conviven todo
tipo de muebles, como si los hubieran ido heredando de sus amistades, y tampoco
funciona la TV en el cuarto, ni hay cobertura de internet en la habitación.
Esto me obliga a ir al salón de huéspedes, muy cómodo por cierto, donde me he
echado un amigo felino de lo más tierno. En cuando me siento, viene a buscarme
y se acomoda en uno de los brazos del sillón, siempre buscando el contacto.
Primero me mira con esos ojitos tiernos y luego se hace una bola para descansar
a mi lado. Todo un detalle de hospitalidad.
El broche del día lo ha puesto la visita a la boucherie. Habíamos decidido mañana
comer en el delta del Rhone (parque natural), de camino a Niza. Y por eso
buscábamos un supermercado para comprar cuatro cosillas. Desde el exterior la boucherie tenía pinta de hiper-marché, de lo más normal, pero no…
Y es que yo el olfato para estas cosas, nunca lo tuve, qué le voy a hacer. La
verdad es que en el parking sólo había negros y moros, pero que yo sepa, nunca
he sido racista, así que he dejado mi coche y he entrado. Surprise! Era un hiper-marché
de morilandia! Así que buscar allí un poco de pan de molde y jamón de york,
complicado. Pero no importa, ha sido estupendo. He comprado unos higos franceses
que tenían una pinta riquísima, un embutido rarísimo (pero debía ser de pollo),
una botella de agua que hasta no probarla no he tenido claro que era agua y lo
mejor, el pan. Cuando he llegado al pan,
había un surtido de tortas diferentes que no tenía ni idea de cuál escoger, así
que directamente he entablado conversación con una señora mora, que no hacía
más que manosear el pan para elegirlo (con lo cual, he pensado que sabía lo que
hacía). Ella me ha ayudado a elegir, y de verdad chicos, qué pan más bueno!!!
Hubiera sacado la cámara para hacer una foto a los panes y los montones de
higos y dulces, pero ya sólo con mi pinta de turista daba bastante la nota, así
que lo he dejado correr.
C’est fini por hoy! Mañana más!
Como siempre, me ha encantado la descripción con tu toque de humor característico.
ResponderEliminarGracias Pili.
Baja ja, gracias PILI, desde aquel otro viaje a la Gran ce no lo había disfrutado tanto. Y es que yo creo que a mí lo francés me pone! ;-) Mil
ResponderEliminarMónica. Yo quiero escaparme contigo!! Me gusta tu relato cercano y agradezco los detalles de los hoteles y lugares. Y como no, las anécdotas!!
ResponderEliminarMil gracias de corazón!!!
ResponderEliminarConocer la Ciudad del Amor es un sueño para cualquier persona. Pero primero es necesario un curso de francés para poder disfrutar al 100% de todo Francia. Creo que para poder viajar primero toca aprender francés porque de lo contrario no podría uno aprovechar todas las oportunidades que Francia ofrece.
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