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22 jul 2009

Santurtzi y el Restaurante Mandanga

Antes de nada, para aquellos que sólo quieren la dirección o el teléfono del local, aquí la tienen:

Restaurante Hogar Pescador Mandanga
Puerto Pesquero, Santurtzi, 48980
Tf 94 461 0211


Voy a hablar de Santurtzi, para que los que no sean de la zona, no se lleven sorpresas. Al principio de vivir en Bizkaia mi relación con este pueblo, era muy intensa, puesto que la mayoría de la cuadrilla era de allí. Poco a poco me he ido desligando, porque la vida te lleva por nuevos derroteros y te vas alejando de unos y de otros.

Siempre me ha parecido un pueblo muy animado, con mucha vida. Lleno de comercios de bares y de restaurantes, Santurtzi lo tiene todo para autobastecerse. Lo único que me agobia es que hay tal densidad de población con su consiguiente parque móvil, que no hay quien aparque. (A los que se acerquen allí por primera vez, les aconsejon que vayan directamente a aparcar por la zona del puerto, y que dios reparta suerte!)

No vayan buscando el típico pueblo bellísimo de guía turística, porque no lo van a encontrar. El paseo de las Sardineras está bien para dar una vueltilla. La iglesia y el parque también. El Palacio de Oriol, reconvertido en hotel, es una auténtica joya. Pero lo verdaderamente destacable de Santurtzi es su gente, salsera por naturaleza y juerguista por demás. (O será que a mí me han tocado todos!). Es lo que hay.

Pueblo pesquero y ligado a la mar desde siempre, destaca como no, el Restaurante Mandanga con sus característicos pescados asados allí mismo en la calle, sobre un manto de brasas ardientes. No puedes dejar de probar las sardinas, los txitxarros o la lubina. Los mejillones, la merluza en salsa verde o el rodaballo. Todo el sabor del mar en tu boca, cada uno en su momento.

Además, hay que ir a Mandanga en verano, a sentarse en la terraza e impregnarse de olor a sardina hasta las bragas, porque sino, no tiene gracia. La comida es estupenda, y cada vez que he llevado a amigos y familiares venidos de fuera se han marchado encantados. No importa que las servilletas en la calle sean de papel, que las sillas sean un pelín incómodas. La aventura de la cocina vasca es lo que tiene, hay que comerla bravamente y sin miramientos y rechupetear todas las espinas con los dedos, para conseguir hasta el último jugo del plato.

Y ahora, como dice la canción...

Desde Santurce a Bilbao,
vengo por toda la orilla,
con la falda arremangada,
luciendo las pantorrillas.
Vengo deprisa y corriendo,
porque me oprime el corsé,
voy gritando por las calles..
¡Sardina frescué!
Mis sardinitas, que ricas son
son de Santurce, las traigo yo...

Ver otros artículos similares: La Arboleda y las alubias rojas, Uribe kosta y el Rest. Itxas Gane

2 comentarios:

  1. Soy de Santurce, bonita aldea.

    Me he emocionado al ver la foto, recordando muchas tardes de domingo comiendo sardinas con la familia y de mis primeros baños de mar en el puerto.
    Gracias por haber vuelto a traer a mi memoria esos maravillosos momentos.

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  2. Gracias a ti por tu comentario! me alegro mucho de haberte llevado a casa gratos recuerdos, un placer!

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monica.carratala@gmail.com